El seminario es el camino que la iglesia propone para formar a los que se sienten llamados a seguir a Jesucristo siendo sacerdotes. El tiempo de formación en el Seminario es como la experiencia de los apóstoles con Jesús: se trata de ir creciendo en madurez humana, en la fe, en la preparación intelectual, y en adquirir capacidades para ponerse al frente de una comunidad cristiana. Para esto es en el Seminario hay un plan de formación y unos sacerdotes que, junto al resto de compañeros orientan y animan.

Jesús eligió a algunos de sus discípulos para desarrollar unas tareas concretas dentro de la Iglesia. Eran los apóstoles. Luego, estos escogieron a algunos hombres llamados presbíteros para colaborar con su ministerio. Actualmente los curas o presbíteros colaboran con los obispos, sucesores de los apóstoles, ofreciendo al resto de la comunidad cristiana la Palabra de Dios y los sacramentos.

Dios sigue llamando hoy en día a algunos hombres para ser sacerdotes. En el Seminario, aquellos que se sienten llamados por él para este ministerio disciernen, junto con la Iglesia, si esta es su verdadera vocación.

Aunque no todos los casos son iguales, generalmente suelen pasar alrededor de 7 años hasta que llega la ordenación sacerdotal. Seis de estos años están dedicados a los estudios de filosofía y teología. A lo largo de este sexenio el seminarista vive en la comunidad del Seminario y, junto con ella, reza, estudia y comparte momentos de ocio, deporte, etc.

Al finalizar el 6º curso, el seminarista recibe la ordenación diaconal. Aunque todavía permanece vinculado al Seminario, está involucrado en una Parroquia en la que ejerce su ministerio a lo largo de la semana. Compatibiliza esta tarea con una formación puntual más práctica sobre la labor del sacerdote.

Podríamos decirte que, por la puerta, pero fuera bromas, la puerta es cumplir una serie de requisitos que pide la Iglesia a los candidatos. En principio estos requisitos son:

• Ser varón, bautizado, mayor de edad.
• Haber acabado 2º de bachiller, en el caso de no tener bachillerato o el acceso a la universidad con tener 18 años y capacidad para enfrentarse a unos estudios universitarios es suficiente.
• Ser una persona equilibrada, que le gusta la verdad y hacer el bien a los demás.
• Estar dispuesto a buscar la voluntad de Dios y cumplirla.

Si crees que es tu caso puedes contactar con tu párroco o un sacerdote de confianza. Lo normal es que antes del ingreso en el seminario se tenga una experiencia de pertenencia a una comunidad parroquial con un sacerdote que te acompaña en el crecimiento de la fe y en el conocimiento de la Iglesia.

Cualquier sacerdote de la diócesis te puede poner en contacto con el equipo formativo del seminario, también hay momentos en los que puedes hacerte presente en nuestras celebraciones y compartir con los seminaristas alguna oración o eucaristía.

En cuanto al coste de los estudios y de la estancia en el seminario lo mejor es estudiar cada caso, hay becas para aquellos que no puedan pagar su totalidad y hay casos de parroquias que se comprometen con becar los estudios de sus seminaristas.