Pastor que guía a su rebaño

 

En un mundo donde la ciencia y la tecnología están al alcance de casi todo el mundo es necesario que el sacerdote esté preparado intelectualmente para poder dar razón de la fe en medio de opiniones diversas e ideologías contradictorias. Conocer la fe significa ser fiel al Evangelio y a la doctrina de la Iglesia, de esta manera se evita vivir de opiniones personales y confundir con criterios propios.

 

«Los estudios eclesiásticos, sin perder su carácter rigurosamente científico, tienden, por la finalidad propia del Seminario, a que la fe de los futuros presbíteros se desarrolle en dos vertientes: la vivencia íntima, contemplación y progresiva incorporación al misterio de Cristo, y la proyección apostólica, testimonio, acción intraeclesial, misión evangelizadora entre los alejados y no creyentes y la presencia sacramental en medio del mundo. Así, la formación intelectual se ve plenamente integrada, como una de sus dimensiones fundamentales, en el proceso educativo global y unitario del seminarista.»
(Plan de Formación para los seminarios mayores. Conferencia Episcopal Española, 91)

Schola Cantorum

Es en el año 1951 cuando D. Alfredo de la Roza Campo toma la batuta de esta agrupación de seminaristas que tan altas cotas logró alcanzar dentro de la música coral de nuestra región.

Aulas y alumnos

En los cuerpos de edificio normales se situaban las aulas y salas de estudio con la separación necesaria de los tres grados que existían en el Seminario.

Biblioteca

El día 25 de abril de 1948 se procedió a la bendición de la pieza más entrañable, la más mimada, la mejor lograda de todo el Seminario, la Biblioteca. La primera catalogación de los libros la realizó el profesor de D. Rosendo Riesgo Flórez. Con todo, fue D. Antonio Viñayo González, el artífice de la Biblioteca.