Memoria de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir
Con motivo a la celebración de Santa Catalina de Alejandría, patrona del seminario de Santander, los seminaristas que formamos la comunidad Oviedo-Santander nos desplazamos al Seminario de Monte-Corbán.
Para los seminaristas de la diócesis santanderina, la fiesta de Santa Catalina es, junto a las ordenaciones, la mayor de las fiestas a lo largo del año. Lo es también así para nuestro presbiterio diocesano, que comenzando por los más ancianos hasta continuar por los más jóvenes, celebran con gran alegría esta fiesta; donde se recuerdan grandes anécdotas y vivencias de su paso por este seminario.
Comenzamos el jueves 24, con la marcha hacia el seminario Monte-Corbán, tras llegar y dejar las maletas, nos dirigimos a la parroquia de Nuestra Señora de Montesclaros y Santa María Micaela en la ciudad de Santander, donde celebramos la misa en compañía de la comunidad parroquial y de las hermanas adoratrices que con mucho cariño nos acogieron. Allí se unieron a nosotros los chicos que regularmente acuden al seminario menor en familia de Santander, y que aportaron gran alegría y jovialidad.
Finalizamos el día con una cena fraterna y un compartir de juegos y risas en la sala común del seminario. La emoción ya era latente, pues se esperaba una de las mejores celebraciones de Santa Catalina.
El día de la fiesta fue muy ajetreado. Tras la oración solemne de laudes y el desayuno nos pusimos manos a la obra en lo que fuera necesario. Y a las 12:00 se celebró solemnemente la eucaristía. Como he mencionado anteriormente, nos acompañó el presbiterio diocesano, y además, los feligreses de San Román de la Llanilla (donde se encuentra nuestro seminario), pues para ellos, también este día se encuentra marcado en rojo en el calendario.
Posteriormente, nos reunimos para comer junto a un gran número de sacerdotes que quiso acompañarnos. La alegría y el recuerdo estuvieron presentes durante todo el convite. De hecho, algunos sacerdotes terminaron cantando de forma improvisada el himno de Santa Catalina, tal y como otros años se hacía.
A la tarde nos dirigimos al Monasterio de la Canal, en el núcleo de La Canal de Villafufre, junto al río Pisueña y cerca de la localidad de Selaya. Allí el sacerdote Ángel Antonio Murga (Gelo) ha formado una comunidad de acogida para personas con problemas. Pudimos ver las diferentes escenas de la vida de Jesús que recorren el monasterio, y descubrimos este grupo carismático que, de forma gratuita, acoge a los que vienen a la puerta. Posteriormente tuvimos una merienda fraterna, en la que pudimos degustar los maravillosos sobaos pasiegos, propios de la gastronomía del lugar.
Y no terminamos aquí, la noche siguió con una película, y un compartir de todos tras la experiencia de un día tan intenso.
El sábado nos trasladamos a la abadía Cisterciense de Cóbreces, donde tuvimos el retiro espiritual de Adviento. El párroco de San Vicente de la Barquera, Juan Fernando Jaramillo, y el director espiritual de Santander, Alejandro Castillo, nos dieron los puntos de meditación para este día.
Tras finalizar el retiro, se procedió al retorno, pues el día siguiente era domingo, y nos esperaban las tareas pastorales.
Esta convivencia, que podríamos llamar la primera de muchas, muestra los grandes lazos de unión entre dos diócesis hermanas, cuyos seminaristas formamos una única comunidad. Por nuestra parte, los seminaristas de Santander, nos alegramos de que nuestros hermanos de Oviedo nos acompañen en el día de nuestra fiesta.