Fiesta de San Francisco de Asís
El Seminario Metropolitano de Oviedo se viste de gala al celebrar la fiesta de San Francisco de Asís.
Al Ser el Padre Fundador de los Franciscanos, celebramos el pasado 4 de octubre en la capilla de nuestra comunidad, la fiesta de San Francisco de Asís, Padre espiritual de nuestro Arzobispo y de las Franciscanas del Buen Consejo que han sido ejemplo y compañía por tantos años a todas las personas que por esta casa han pasado.
Hemos celebrado la Eucaristía en la capilla de San José a la que asistimos acompañando a las hermanas los seminaristas, focolarinas, trabajadores y amigos. En este acto fraterno, nuestro arzobispo pidió la intercesión de San Francisco para todas las comunidades del Seminario.
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
San Francisco de Asís